Se la habían pasado genial, y Paul te dijo que por suerte nadie lo reconoció, solo una chica lo observo por un rato y tal vez pensó que era alguien que se parecía mucho al famoso Paul McCartney y en verdad no era el.
Salieron un poco tarde de ese lugar. Tú te sentías tan feliz de estar con Paul, aunque también un poco mareada de tomar más de lo normal, pero en especial cansada. Salieron de la mano y subieron a su coche.
Paul- Bueno, deja y te llevo a tu casa- Tú- Si, por favor- Esa noche te la habías pasado como nunca. Aunque te sentías un poco mal de haber tomado, no había sido mucho, pero tu no frecuentabas hacer eso. Te sentías mareada, pero solo eso.
Cuando llegaron a tu casa Paul y tú entraron.
Paul- Esta noche ha estado genial- Tú te dirigiste al sillón y te sentaste Paul te siguió. Tú- Si, me ha encantado- Paul se acerco a ti y te beso. Era muy apasionado. Tú pensaste que Paul seguía en su papel de chico malo. Seguiste su juego y empezaste a besarlo igual que él a ti.
Siguieron así un largo rato. Todo se empezaba a tornar en un ambiente de pasión. No querías que pasara algo que después lamentarías, pero parecía que tus pensamientos no eran más fuertes que tus acciones.
Seguías besándote con Paul. El besaba tu cuello mientras tú pasabas tus manos sobre su cabello. Luego iba tu turno de besar su cuello y el con sus suaves manos recorría tu espalda, llegaba a tu cadera, tu mordías sus labios, sentías como estabas tan cerca de él, sentías su piel, su respiración, lo agitado que estaba. Sus labios recorrían desde tu frente hasta tu cuello, parecía que cada vez que bajaba, llegaba más y mas abajo... No lograste entender cómo fue que pararon, pues parecía que cada vez aumentaba la intensidad de los besos, de las caricias, de todo. Después se recostaron sobre el sillón, tu sentías en tus labios una sensaciones extraña, tal vez por besar a Paul de esa manera. Paul- Me encantas, y te quiero mucho- Tú- Yo igual Paul- Estabas muy cansada, habías bailado tanto esa noche y tus pies te dolían. Empezaste a recorrer con tus manos el pecho de Paul, se sentía tan bien. Luego levantaste la mirada y viste que él estaba dormido. Decidiste hacer lo mismo que él. Te dormiste en su pecho…
A la mañana siguiente despertaste con un dolor de cabeza. Abriste los ojos y notaste que no estabas en tu habitación, estabas en la sala y estabas sobre Paul.
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